Buceando en el blog de los trabajadores de la Televisión Canaria me he topado con esta curiosa fotografía que ciertamente me ha dado mucho que pensar. En un evento celebrado hace unos días en el barrio obrero de las Remudas, en Las Palmas, asistieron los políticos elegidos por nuestro pueblo para que les solventaran sus problemas hace ya mas de tres años. Los había de todos los colores, que no ideologías, en representación de las innumerables y superfluas instituciones que se alimentan de nuestros impuestos. Pues bien, en plena época de crisis y descalabro económico nuestros políticos tuvieron a bien enseñarnos las lujosas berlinas en las que han empleado nuestros impuestos, y en las cuales acuden a todos los actos por los que se pasean para salir en las portadas de los diarios del día siguiente. En plena época de crisis social y de valores, en la que tan rápido recortan sueldos a funcionarios como se planea el desmantelamiento del Instituto Tecnológico de Canarias, estos personajes no se sonrojan a la hora de alardear de coches de alta gama en sus rimbombantes apariciones . En medio de una gran crisis económica, en la que la erupción de un volcán a miles de kilómetros de aquí o la expansión de una gripe pueden llegar a afectar seriamente a nuestra única, obsoleta y decadente industria, nuestra clase política en general, y nuestro Gobierno de Canarias en particular, sigue haciendo ostentación con el dinero del pueblo allá donde aparece. Mientras se les llena la boca hablando de la Sociedad del Conocimiento y de la Información, o sobre la necesidad del máximo aprovechamiento de las espléndidas condiciones naturales de Canarias para el uso intensivo de las energías renovables, no les tiembla el pulso a la hora de cargarse de un plumazo al Instituto Tecnológico de Canarias, su ejemplar herramienta tecnológica, para dar paso, por lo que se intuye, a un claro ejemplo de precariedad laboral para los investigadores en Canarias.
Quizás, a esta nueva casta de intocables que hemos permitido crecer a la sombra de los estómagos agradecidos y la incultura democrática, les trae sin cuidado cual vaya a ser el futuro de esta tierra cuando ellos hayan acabado de llenarse los bolsillos. Quizás a esta prepotente nueva clase social le dé igual todo lo que ocurra en estas islas dejadas de la mano de Dios mientras ellos puedan seguir, con actitud pueblerina, apareciendo en los eventos con sus lujosos vehículos. Quizás ese sea el fondo del caldero, y no haya nada mas allá de ese afán paleto de sentirse importantes detrás de los cristales ahumados de su fantástico coche genial, quizás no hay nada mas allá de cuadrar las cuentas para que puedan seguir metiendo la cuchara o permitir que sus mentores puedan cobrarse sus favores de forma espléndida. Quizás todo esto va de ingeniería financiera para que en esta época de vacas flacas, todo siga igual que antes aunque el resto afrontemos el comienzo del fin. Quizás esa sea la verdadera razón de todo esto, el auténtico fondo del caldero.


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