Sr. Jesús Velayos,
Rompo mi silencio para dirigirme a usted desde la mas absoluta incredulidad y el mas profundo rechazo a su forma de actuar. No he podido remediar escribirle estas palabras, avergonzada por su inquisitoria forma de gestionar unos momentos tan delicados para nuestro futuro laboral, tanto a nivel personal como a nivel institucional. Mientras la actual coyuntura económica mundial diluye en las alcantarillas de las grandes corporaciones financieras el sueño de un estado del bienestar, especialmente en esta tierra dejada de la mano de Dios, asisto perpleja a sus artimañas caducas, dignas de un tahur de tres al cuarto venido a menos, que buscan amedrentar y asustar a este grupo de trabajadores, con tácticas de un pasado que pensábamos olvidado tras mas de 30 años de democracia. Habiendo demostrado sobradamente su incapacidad para lidiar con los problemas de una empresa cuya razón de ser no es la gestión administrativa, a la que usted está acostumbrado, sino que por el contrario nació para liderar la innovación y la investigación en Canarias, termina ahora por sacar finalmente a la luz un talante peligrosamente absolutista que raya limites insospechados en un gestor público, incluso para Canarias. Imitando a las fuerzas de ocupación nazis en la última contienda mundial en sus vendettas contra los movimientos de resistencia local, se ha atrevido a llevar a cabo la ejecución pública y anunciada de dos de mis compañeros para cumplir sus amenazas ante lo que usted denomina falta de negociación por parte de la representación de los trabajadores. ¿A qué denomina usted negociación?. La sumisión a sus peticiones no es una negociación, la resignación ante su injusta y salvaje forma de actuar no es una negociación, el trágala de sus imposiciones no es una negociación. Negociación es el arte de conseguir hacer sentir a ambas partes que todos han conseguido sus objetivos, y su actuación demuestra que de esto tampoco puede usted presumir saber algo.
Pero es que encima no sólo se ha atrevido a llevar a cabo tan baja e indigna actuación, sino que después de llevarse sus vidas laborales en el ITC por delante, ha tenido la enorme desfachatez de querer estar entre los familiares recibiendo el pésame enviándonos un triste correo electrónico, anónimo para mas inri, que si no fuera por lo serio del asunto podría parecer de chiste. ¿Acaso cree usted que no tenemos claro quién tiene la responsabilidad de estos despidos?, ¿Acaso cree usted que vamos ni tan siquiera a dudar en señalarle a usted y a sus pusilánimes directores de los mismos?.
No trate de ocultar sus incapacidades para gestionar un capital humano investigador y tomar las decisiones que debió haber tomado en su momento, si es que realmente existen los motivos para ello.
La verdad es que no me resigno a creer, que su forma de actuar sea fruto de las directrices de las altas esferas de este oscuro gobierno canario. No quiero creerme que realmente le hayan autorizado a utilizar métodos mas habituales del hampa hollywoodiense que de un gestor público con la vocación que se le presupone. Su empeño en vernos como hordas de aquilosados vividores contrasta vehementemente con nuestra probada labor activa y constructiva para con esta sociedad. Su obstinación por lograr someternos y presentarnos como un trofeo colonial en las reuniones donde debe presentar sus resultados es, y será, estéril. Esta historia no va de someter a nadie, no va de ver quien los tiene mas grandes; va de justicia, de esa justicia que desde hace ya muchos años no se tiene con este personal que empieza a sentirse perseguido, obstinadamente maltratado e incomprensiblemente vilipendiado por aquellos que tendrían que, por otro lado, al menos, agradecerles el enorme esfuerzo que realizan mayoritariamente diariamente en su trabajo.
Por todo esto le pido que traslade a sus mentores que ni estas son las formas, ni estos sus enemigos. Muchos como usted han pasado ya por aquí con sus mismas incapacidades, con su misma prepotencia, con su misma falta de carisma y con su mismos deseos de hacer currículum para agradar a sus valedores, pasando de puntillas por los verdaderos problemas del ITC. Sepa usted, que si continua con su denigrante forma de actuar, esta empresa será un tremendo borrón en su historial, una demostración de su invalidez para gestionar personal cualificado al cual no ha sabido usted ni conducir ni guiar. Por el contrario, con su paupérrima actuación ha conseguido escalar a lo mas alto del ranking de los gestores con nula capacidad, sobrada soberbia, nulo carisma y penosa valía que han pasado por el ITC. Espero que usted sea el peor, el punto de inflexión que nos sirva de referencia para medir las bondades de los que han de llegar.